FUTBOL NACIONAL
Temperley profundizó la crisis de San Lorenzo
La crisis futbolística de San Lorenzo es decididamente real. Más allá de ser uno de los equipos que le pelea el campeonato a Boca, y de que al menos por unas fechas más tendrá posibilidades matemáticas de ganar el certamen, queda claro que jugando así no tiene con qué luchar por el título.
Dentro de la cancha, se presenta como un conjunto a la deriva. Incluso si hoy gana Racing, lo desplazará del último lugar de clasificación a la Copa Libertadores de 2018.
Del juego que demostró el año anterior, en el que llegó a la final del torneo (perdido ante Lanús), a San Lorenzo le queda poco y nada. No hay pases entre líneas, conexiones o pequeñas sociedades;hay distancias considerables entre los jugadores. Todo se resume a pelotazos de Ortigoza en la búsqueda de Botta o Merlini, o a los intentos motivados por la guapeza de este último, dueño de la desfachatez y las ganas propias de la juventud. Se sigue esperando la mejor versión de Belluschi... ¿El síntoma ejemplificador de la actualidad que vive el equipo? Ni siquiera el salvador de los peores momentos puede ayudar ahora: hasta el legendario Torrico se equivoca en este San Lorenzo.
Un equipo humilde, como Temperley, fue igualmente a jugarle de igual a igual, con un esquema 4-3-3 que pocos presentarían en el ancho y largo terreno del Nuevo Gasómetro. Salió a presionar, no muy arriba pero sí en la mitad de la cancha, y complicó al local, que no sólo debió lidiar con los de camiseta celeste sino también consigo mismo; he allí, probablemente, su rival más difícil.
¿No era momento, este en el que se está perdiendo la identidad y el rumbo, de cambiar de esquema para Aguirre?El DT quedó atado al del año pasado pero ya no cuenta con los mismos intérpretes. Blandi, con ese físico más propio de un volante que de un centrodelantero, no parece el indicado para jugar en soledad en el área. La actualidad de Botta hace que cada día se extrañe más a Sebastián Blanco, así como la cuota goleadora de Cauteruccio.
La propuesta de los del Sur fue audaz, digna aunque con armas no tan poderosas. Desde su postura en el despliegue de los soldaditos sobre el campo, con dos volantes interiores (Di Lorenzo y Peralta)que se acoplaron al ataque. A Temperley le falta poder y no le sobra jerarquía, pero lo compensó con la intención de sumar gente en ataque y apretar a los mediocampistas rivales. El arquitecto, ese Di Lorenzo que clavó un puñal en los corazones sanlorencistas.
En el segundo tiempo, sin que nadie lo obligara, la visita dio un giro de 180 grados. Se paró muy atrás y le cedió pelota y terreno al local, que comenzó a acercarse con el peligro que no había podido en la primera parte. Sumó gente arriba y generó al menos tres situaciones claras de gol. Más a los ponchazos que con juego elaborado, sí, pero los de Boedo se arrimaron e hicieron méritos como para empatar, al menos desde el empuje. Al cabo, a pesar de jugar un muy mal partido en líneas generales, San Lorenzo mereció el empate. Matías Ibáñez se hizo figura y sostuvo al equipo, que terminó consiguiendo una victoria histórica ante uno de los grandes del fútbol argentino. El ciclo Aguirre está cada vez más cuestionado;los jugadores tampoco quedan al margen de las críticas del público, que se dividió entre aplausos y algunos silbidos. La Libertadores está complicadísima, y en el torneo Boca podría escaparse a 10 puntos. Futbolísticamente, el Ciclón está en crisis. Ya no hay dudas.
Sábado, 22 de abril de 2017
