BÁSQUETBOL
Peñarol le dio una paliza a Quilmes en el clásico
Liga Nacional de Básquetbol
El conjunto de Richotti se impuso por 95 a 65. El debutante Reed brilló con 25 puntos.

Peñarol arrancó la temporada 2016-2017 de la Liga Nacional con una de esas sonrisas grandes. Ya sin Nicolás Brussino y sin el entrenador Sergio Hernández, igualmente le dio una lección de basquetbol a Quilmes y se quedó con el clásico por 95 a 65 en el Islas Malvinas.
En un primer cuarto en el que la falta de ritmo pareció pasar factura (pasaron más de dos minutos sin anotar), Peñarol se acomodó más rápido y encontró la ventaja desde el perímetro con una gran efectividad (5-6) y varias opciones de anotaciones largas. Quilmes, por el contrario, estuvo sumamente errático con el tiro de tres puntos (1-5) e incluso tardó 12 lanzamientos en convertir por primera vez.
No le encontraba la vuelta el equipo de Javier Bianchelli, que en la primera mitad del segundo período apenas anotó dos tantos. De nueve jugadores utilizados hasta entonces, apenas Luca Vildoza había encestado más de una vez, pero lo hizo tan sólo en dos ocasiones. Con un pobrísimo 15 por ciento de efectividad se le hizo imposible a Quilmes, a medida que el conjunto de Marcelo Richotti aumentaba la ventaja con la mano caliente (60 por ciento de efectividad con 77 por ciento en triples) y estiraba la diferencia, que al final de la primera mitad era de 24 puntos (48-24).
El tercer cuarto tuvo cifras más acordes con la Liga. Claro, de haber mantenido el promedio de casi 25 puntos por cuarto, Peñarol hubiera tenido un partido clase NBA. Bajó sus porcentajes, que hasta entonces habían sido irrisoriamente altos, pero Quilmes tampoco mejoró lo suficiente como para esperanzarse con una remontada que muy pronto tomó forma de utopía.
El último cuarto comenzó con Peñarol con la máxima diferencia: 70-36. El partido no tenía equivalencias y la gente de Quilmes fue vencida por la desazón y la incredulidad mientras la del único tricampeón de la historia se entregaba al goce por un triunfo seguro.
En Peñarol, Rob Reed debutó con 25 puntos (8-13 en tiros de cancha y 5-8 en triples) y Leonardo Gutiérrez, siempre vigente, sumó 12 y 7 rebotes. A Quilmes no le alcanzaron los 19 puntos de Vildoza y los 13 de Ruiz. Y se fue con una tristeza grande y la certeza de que deberá mejorar muchísimo.
Peñarol arrancó la temporada 2016-2017 de la Liga Nacional con una de esas sonrisas grandes. Ya sin Nicolás Brussino y sin el entrenador Sergio Hernández, igualmente le dio una lección de basquetbol a Quilmes y se quedó con el clásico por 95 a 65 en el Islas Malvinas.
En un primer cuarto en el que la falta de ritmo pareció pasar factura (pasaron más de dos minutos sin anotar), Peñarol se acomodó más rápido y encontró la ventaja desde el perímetro con una gran efectividad (5-6) y varias opciones de anotaciones largas. Quilmes, por el contrario, estuvo sumamente errático con el tiro de tres puntos (1-5) e incluso tardó 12 lanzamientos en convertir por primera vez.
No le encontraba la vuelta el equipo de Javier Bianchelli, que en la primera mitad del segundo período apenas anotó dos tantos. De nueve jugadores utilizados hasta entonces, apenas Luca Vildoza había encestado más de una vez, pero lo hizo tan sólo en dos ocasiones. Con un pobrísimo 15 por ciento de efectividad se le hizo imposible a Quilmes, a medida que el conjunto de Marcelo Richotti aumentaba la ventaja con la mano caliente (60 por ciento de efectividad con 77 por ciento en triples) y estiraba la diferencia, que al final de la primera mitad era de 24 puntos (48-24).
El tercer cuarto tuvo cifras más acordes con la Liga. Claro, de haber mantenido el promedio de casi 25 puntos por cuarto, Peñarol hubiera tenido un partido clase NBA. Bajó sus porcentajes, que hasta entonces habían sido irrisoriamente altos, pero Quilmes tampoco mejoró lo suficiente como para esperanzarse con una remontada que muy pronto tomó forma de utopía.
El último cuarto comenzó con Peñarol con la máxima diferencia: 70-36. El partido no tenía equivalencias y la gente de Quilmes fue vencida por la desazón y la incredulidad mientras la del único tricampeón de la historia se entregaba al goce por un triunfo seguro.
En Peñarol, Rob Reed debutó con 25 puntos (8-13 en tiros de cancha y 5-8 en triples) y Leonardo Gutiérrez, siempre vigente, sumó 12 y 7 rebotes. A Quilmes no le alcanzaron los 19 puntos de Vildoza y los 13 de Ruiz. Y se fue con una tristeza grande y la certeza de que deberá mejorar muchísimo.
Boca vino de atrás y celebró de local
A diferencia del clásico marplatense, Boca y Obras armaron un partidazo con el resultado incierto hasta la última posesión. Fue por 82 a 80 para el local en la Bombonerita, tras correr de atrás durante todo el partido.
Boca peleó el juego intentando hacerse fuerte en la zona pintada, ahí donde el equipo de Nicolás Casalánguida exhibió sus mejores armas. Sin embargo, el extranjero Dennis Horner mostró su poderío con 8 puntos y 7 rebotes y Walter Herrmann, con 11 puntos, demostró que seguirá siendo top en la Liga en esos 20 minutos iniciales en los que la visita terminó 34-29.
El tercer cuarto comenzó a evidenciar más las diferencias. A Boca le faltó recambio: su banco aportó muy poco salvo por el ingreso de Lucas Gargallo. Sin embargo, no se rindió y sometió a su rival a un último cuarto muy flojo (12 puntos marcó Obras) en el que sacó 15 de diferencia para terminar ganando por dos.
Lucas Pérez Naim fue la figura con 20 puntos y 10 asistencias. Herrmann terminó con 24 tantos y Horner, con 19 y 10 rebotes.
Sábado, 24 de septiembre de 2016