crónica de una hazaña
A 30 años del último título mundial
El equipo de Bilardo partió de Buenos Aires sin el apoyo de sus hinchas. En su regreso fueron considerados “Héroes”.-Todavía permanecen los recuerdos del recorrido que hizo el micro que trasladó al plantel del aeropuerto a la Casa Rosada. En el mítico balcón presidencial los jugadores festejaron con los miles de hinchas que poblaron la Plaza de Mayo.

Tras la finalización del Mundial organizado por España en 1982, la FIFA daba por hecho que la siguiente Copa del Mundo se iba a disputar en Colombia. Sin embargo, el presidente del país sudamericano, Belisario Betancur, anunció que su estado no estaba en condiciones económicas para organizar el torneo. El mandatario argumentó que al momento de la designación de la sede, el torneo lo disputaban 16 equipos, pero con el aumento a 24 participantes se necesitarían 10 estadios, una cantidad no disponible para los cafeteros.
Su dimisión hizo que el presidente de la CONCACAF, Joaquín Soria Terrazas, postule a México para organizar la cita mundialista. Las intenciones de Estados Unidos y Canadá para reemplazar a Colombia fueron insuficientes, ya que la amistad entre Joao Havelange y Guillermo Cañedo (vicepresidente de la FIFA y directivo de Televisa), hicieron que los aztecas se conviertan en el primer país en recibir al certamen en dos oportunidades.
Nunca la actuación de un jugador fue tan determinante como la que protagonizó Diego Maradona en 1986. El equipo conducido por Carlos Salvador Bilardo pasó a la historia gracias a la magia de su capitán. A pesar de jugar los partidos en medio de un agobiante calor, el Diez expuso su jerarquía para que la Albiceleste consiga su bicampeonato. Como la organización había programado los compromisos al mediodía del verano mexicano para favorecer a la televisación europea, los intérpretes debieron sufrir las altas temperaturas en cada espectáculo.
Diego y el festejo de La Mano de Dios contra Inglaterra Diego y el festejo de La Mano de Dios contra Inglaterra
El camino hacia la victoria estuvo lleno de símbolos. Un camino que empezó con un plantel unido y con un Maradona tímido, que a lo largo del certamen se fue convirtiendo en el mejor futbolista de la época. La poesía de Diego, junto a la valentía del Tata Brown (quien tuvo que sustituir a Passarella), la sabiduría de Valdano y el talento de Burruchaga fueron elementos fundamentales en la construcción de un sendero que tuvo el mejor final para un pueblo que gritó campeón por segunda vez en su historia. Pero la gloria no hubiese llegado a la Argentina, si todos esos dispositivos de la orquesta no hubiesen sido amparados por los gritos de Bilardo, un entrenador obsesivo que logró el regreso de la Copa del Mundo a tierras sudamericanas.
El puntapié inicial fue en el Distrito Federal tras superar 3 a 1 a Corea del Sur y su característico juego brusco. Dos gritos de Valdano y otro de Ruggeri le dieron el triunfo a un conjunto que empezó a ganar confianza.
El empate con Italia en Puebla (1-1) y el triunfo sobre Bulgaria (2-0) confirmaron la clasificación a la siguiente fase, donde esperaba Uruguay. Según Maradona, el clásico del Río de la Plata fue "el mejor partido de Argentina". Pasculli fue el autor del único tanto del choque sudamericano.
La mejor obra de Pelusa llegó en los cuartos de final ante Ingalterra. Luego de la guerra por las Islas Malvinas, los encuentros entre criollos y británicos se convirtieron en clásicos con tinte político; y el cotejo disputado el 22 de junio en el estadio Azteca se transformó en una especie de venganza por todo lo que había ocurrido unos años antes.
La Mano de Dios significó una alegría incontrolable para los argentinos, pero el segundo tanto fue algo que difícilmente se vuelva a repetir en una Copa del Mundo. Recibiendo la pelota del Negro Enrique a 53,5 metros del arco de Peter Shilton, Diego deslizó su pincel durante 10,6 segundos para crear el cuadro más perfecto del fútbol. Fue el 2 a 0 para consolidar a un conjunto que tenía como único objetivo la consagración. El gol de Gary Lineker a nueve minutos del final, sirvió para decorar un resultado que estaba definido luego del arte derrochado por Maradona.
Diego supera a cuanto jugador inglés se le pone en el camino y en apenas 10.6 segundos marca el mejor gol de la historia de los Mundiales (AFP) Diego supera a cuanto jugador inglés se le pone en el camino y en apenas 10.6 segundos marca el mejor gol de la historia de los Mundiales (AFP)
El paso previo a la coronación fue ante Bélgica (2-0). Cerca de 114.500 personas presenciaron los goles del capitán en semifinales. Una cantidad similar a la que asistió al duelo decisivo frente Alemania. La corrida de Burruchaga que concretó el 3 a 2 forma parte de la nostálgica imagen que convirtió a un grupo de jugadores en Héroes.
Tras partir de Ezeiza sin el apoyo masivo de los simpatizantes y sin despertar demasiadas expectativas, el regreso se convirtió en un día histórico. Todavía permanecen los recuerdos del recorrido que hizo el micro que trasladó al plantel del aeropuerto a la Casa Rosada. En el mítico balcón presidencial los jugadores festejaron con los miles de hinchas que poblaron la Plaza de Mayo. "Fue el único momento que estuvimos al lado de la gente", recordó Maradona.
Miércoles, 29 de junio de 2016