POR RAUL ITKIN
Los muertos de hambre son otros
No hay que confundir angurrientos con muertos de hambre, unos son frutos de la codicia y el acostumbramiento a la estrategia del morral y no están ubicados en las periferias urbanas ni en el interior profundo de los campos en manos de terratenientes ni en las villas miserias ni merodean tachos de basura en busca de comida ni recorren a pata la ciudad recolectando lo que encuentran para sobrevivir, marginados del mercado legal del trabajo, mientras los segundos son el “producto” de la mala política, del desprecio de quien “manda” hacia el otro, del desinterés por la vida ajena aun representándolos.
Los insaciables, son los mal acostumbrados a gritar cuando el pacto de impunidad se resquebraja y llegan a la pelea como perros flacos, cuando baja el nivel del curso de agua repentinamente aparece el hervidero y se empiezan a comer entre ellos, son los que en tiempos de vacas gordas engullen sin cesar y enceguecidos por la ambición, no ven nada de lo que a la legua se distingue, silencio atroz para con los corruptos, ¡! Negocios son los “negocios”!! sino no serian “negocios”. Así Corrientes es lo que es.
Temible, se las toma con los hambrientos, miseria que el creo y hoy en un sinceramiento que no quería exponer, lo transformo en la plena confesión de lo que íntimamente siente respecto de la vida de muchos congéneres cuyo paso por la vida esta lleno de penurias, esas que acostumbra a repartir hace 12 años y va por cuatro mas, esta cebado porque los “hambrientos” lo votaron. Su obra maestra, la escasez, es el instrumento para volver dócil a un pueblo con historia de garra y coraje para enfrentar históricamente la adversidad. Se siente sin límites éticos ni morales, ni la Ley ni la Constitución son barreras, teniendo bajo la férula a todos los que lo consienten se las cree, no hay que confundir angurrientos con muertos de hambre, los primeros están en sus filas, son sus subordinados, es el deshonroso siricardismo, afectados por el síndrome de Estocolmo se enamoraron del torturador, entonces creyó que todo el resto debe actuar igual, craso error. Los “hambrientos” somos muchos. Muchísimos, orgullosamente TENEMOS HAMBRE DE JUSTICIA, queremos comerlos a los ladrones de guante blanco, TENEMOS SED DE DESARROLLO ECONOMICO Y JUSTICIA SOCIAL, queremos tragarlos a los que nos robaron en el pasado, continúan en el presente y se proyectan al futuro. No se confundió, no hay que equivocarse, es lo que siente y piensa, fue un acto espontaneo de MENOSPRECIO A LA POBREZA.
Domingo, 23 de marzo de 2014