LETRA DE JOSÉ LEZCANO Y MÚSICA DE PEDRO ACUÑA
Final de la Pre Fiesta del Chamamé: “Pastorcito de mi pueblo”, ganó tema inédito
(Domingo, 15 de Diciembre) La delegación de la subsede Paso de los Libres obtuvo el primer premio en cuatro de los principales rubros: solista vocal masculino, tema inédito, pareja forma tradicional categoría B, pareja forma estilizada categoría A. El sábado casi al finalizar "El Show de los Impactos" lo dio a conocer en dialogo con Rubén Romero. En la foto, con el paí Julián Zini. AUDIO: Dialogo con José Lezcano
El viernes a la medianoche, se conocieron los ganadores de las distintas subsedes que intervinieron en la competencia final de la pre fiesta en camino hacia la Fiesta Nacional del Chamamé que se realizará del 9 al 22 de enero de 2014 en nuestra ciudad.
La subsede Paso de los Libres, acaparó importantes premios en la selección y entre ellos, ganó el primer lugar en el rubro “Tema inédito” con la canción “Pastorcito de mi pueblo”, letra de José Lezcano y música de Pedro Acuña.
El Litoral Cultura se comunicó con José Lezcano, profesor de Lengua y Literatura en el Colegio Secundario “Amado Bonpland” ubicado en la localidad del mismo nombre, pueblo de su residencia particular.
Lezcano contó que quien defendió el tema ante el jurado, fue Yamil Ferrero, un chico de 14 años que vive en Monte Caseros y a quien conoció durante una actuación del grupo folklórico que integra, “Esencia Guaraní”.
La historia de “Pastorcito de mi pueblo”, la relata el autor con estas palabras: “Contaba yo con seis años apenas y ya prestaba servicios en el establecimiento familiar ubicado a la vera del río Miriñay; un puesto en al estancia Napenai, en el paraje San Antonio, departamento Paso de los Libres.
En verdad, el empleado era mi viejo, jornalero del lugar mencionado. Una propiedad de la familia Cifuentes, que todavía existe. No así aquel puesto, un rancho enorme donde vivía toda mi familia. Vida de campo, sacrificio por doquier; por lo tanto todos debíamos aportar algo.
Juntar las ovejas, traer las lecheras, ayudar en el ordeñe, llenar los tachos del agua, cebar mate, arrimar la leña a la cocina, correr los loros de la chacra, eran algunas de las tantas tareas repartidas entre los tres hermanos más grandes. Recuerdo que Alicia era la pequeña mimosa de la casa, por lo tanto, solo aportaba más trabajo para nosotros.
Sacarle las botas o las polainas a papá cuando llegaba del campo era una de las ocupaciones que más nos agradaba. Solía tener premio puesto que algún caramelito peluciento llegaba a nuestras manos desde la guayaca de su cinto, o huevos te tero que traía en su sombrero…
Recordar aquel tiempo vivido tan a pleno en un mundo que hoy parece irreal, provoca en mi una voluntad imperiosa de escribir y contar detalladamente cada instante; por el simple placer de recordar y volver los pasos tras los años que se fueron llevando con sus urgencias el preciado tesoro de nuestra infancia junto al Pocho y la Chela , nuestros padres.
Más en verdad, la intención es narrarles la esencia de este pastorcito de mi pueblo.
Cuidar que las ovejas no pasen del piquete grande hacia el piquete de “la mayoría” era mi trabajo exclusivo asignado. Gran parte de la tarde aquello me mantenía ocupado.
En esas largas horas de vigilia aprendí el oficio de las bolitas.
La cancha era el senderito que marcaban las ovejas en su ir y venir constante; y las bolitas eran… ¿saben que eran?, excremento de liebre. Unas masitas resecas y redondeadas de pastito y vaya a saber que otra cosa. Hasta que un bendito día Don Pichón Sabalo, un señor que venía desde Paso de los Libres a trabajar en la estancia, me trajo una bolsita de relucientes “japonesas”. ¡Bolitas de verdad para mis juegos!- Resultado: un loco entusiasmo de rodillas hincadas sobre el senderito; olvido total, y las ovejas todas en el piquete de los patrones!
Ariel, un morenito simpático de las afueras de mi pueblo, con su diminuta figura yendo y viniendo detrás de la majadita en compañía de su perro, me acercó esas nostalgias guardadas en los bolsillos del alma.
Yo a cambio, desde el mismo sitio, solté mis versos agradecidos”.
El tema se escuchará en el Anfiteatro “Mario del Tránsito Cocomarola”, cuando las lunas de nuestro Universo Chamamé, convoquen a la Fiesta.
Domingo, 15 de diciembre de 2013
