A LAS 16 PARTIERON SUS RESTOS HACIA EL CEMENTERIO El pueblo libreño despidió a “Sotito” (Jueves, 29 de Agosto) Luego de conocerse la dolorosa noticia del fallecimiento de Roberto Soto, quien fuera primera voz del grupo “The Lucky Boys”, una multitud acompañó con dolor mediante las redes sociales y medios de comunicación a su familia. Los restos del querido “sotito” fueron velados en la sala de calle Pago Largo y Bonpland y recibieron cristiana sepultura a las 16 horas. Sus compañeros del grupo han cancelado las fechas que tenían previstas y han pedido que se lo recuerde en los distintos espacios con sus interpretaciones.  El escritor popular Luis Rubén Loetti prefirió homenajearlo con un texto que dedicara al grupo hace algunos años.
THE LACKY BOYS (los muchachos afortunados). 2004-03-28 Un canto a la amistad.
Corría el año sesenta y seis. Nuestra Paso de los Libres, era una ciudad sin profesorados, ninguna facultad y lejos de las universidades. Nuestros jóvenes estudiaban el secundario, y obligados, tenían que emigrar a buscar un título en las grandes capitales. Muchos no regresaban más. Era una pequeña ciudad casi sin asfalto, donde se acostumbraba a salir de serenatas, a organizar kerméses, y los chicos cantaban folclore y transitaban orgullosamente por sus calles, con una guitarra criolla y un bombo legüero. En el hogar del músico, don Antonio Camisasca, su hijo Jorge, punteaba muy bien la viola, y su amigo, el “Chivo” Miño, lo acompañaba con su guitarra cantando cantaba zambas y chacareras. Por momentos cambiaban de ritmo, y le empezaban a dar a la música nuevaolera de “El Club del Clán” (Johnny Tedesco, “Palito” Ortega, Leo Dan), que comenzaban a conquistar a la juventud en Buenos Aires y el resto del país. ¿Lo recuerdan?..
“Yin” Alippi y “Cacho” Jalife, también asiduos concurrentes al hogar de la familia Camisasca, escucharon esas melodías interpretadas por Jorge y el “Chivo”, y tiraron la idea de formar un conjunto de música moderna, ya que “los extraños de pelo largo”, la habían empezado a bailar. El nombre de la orquesta, se originó en una clase de Inglés de la Escuela Fábrica, donde estudiaban Jorge y el “Chivo”. La profesora de idioma, la señora Emilia de Martinelli, esposa de un célebre profesor de educación física, don Pedro (el tío) Martinelli, aconsejó a estos dos integrantes, la denominación que todos conocemos, y que ya forma parte de la historia de Libres: THE LACKY BOYS, dicho en castellano: los muchachos afortunados.
Para los primeros ensayos, hubo que agudizar el ingenio y echar mano a lo que se tenía. Sin bajo y sin teclado, con un redoblante que hacía de batería y dos guitarras criollas, comenzaron a practicar temas de “Los Iracundos”, mientras esperaban los instrumentos, encargados a Casa América. Esta compra fue posible, gracias a la bondad infinita de don “Pancho” Llorente, que salió de garante. Hoy, desde algún lugar del cielo, este viejo buenazo, estará mirando con emoción, a través de sus gruesos anteojos. Con fecha primero de octubre, de mil novecientos sesenta y seis, este conjunto de amigos ingresaba al mundo sublime de la música. Jaime Camisasca en percusión, su hermano Jorge, y el “Chivo” Miño en Guitarra, “Yin” Alippi en batería, y “Cacho” Jalife en la voz. El Club Barraca, vio como testigo este nacimiento. El primer tema fue: “Despierta Lorenzo”, del repertorio de “Los Iracundos”, un grupo de orientales uruguayos, que crecía sin pausa en el firmamento de la clave de sol.
En ese debut, sucedió un hecho que hoy se recuerda como una anécdota. Cuando empezó a cantar “Cacho”, un perro que burló a los que cobraban la entrada al baile, se instaló delante del conjunto THE LACKY BOYS, y ladró sin cesar su canción de protesta, hasta el fin del tema. Nunca se sabrá si era porque la música lastimaba sus finos oídos, o porque no le gustaba la voz de mi amigo Jalife.
Muchas personas contribuyeron para sostener este grupo, pero hubo uno que fue pilar fundamental en esta empresa: don Antonio Camisasca. Profesor de la Escuela Fábrica, carpintero, guitarrero, y papá de Jaime y Jorge, hombre que, aparte de implantar en el grupo una férrea disciplina, fue por siempre el padre espiritual de los integrantes.
El derrotero del grupo musical THE LACKY BOYS, no se limitó solamente a la provincia, sino que llevó “el arte de combinar los sonidos”, a toda La Mesopotamia y países vecinos. Los viajes eran sumamente sacrificados, porque se hacían en automóviles o camionetas, por rutas de barro, que en algunos casos recurrían al auxilio de tractores. La orquesta transitó siempre por la ruta del éxito, un camino lleno de tropiezos, escollos, y algunos sinsabores. Es el precio que pagan los que triunfan en la vida.
Algunas caras fueron cambiando por distintos motivos. “Cacho” Jalife, fue a cumplir con la patria y ya no regresó. Jorge Yaques, un extraordinario cantor, ingresó, y al tiempo fue tentado y se bajó del conjunto. Después pasaron Luisito Aldave, José Britez, el “Loco” Rovira, “Patato” Ayala, Néstor Acuña, Juan Lahargue, el “Chango” Méndez, Osvaldito Sallefranque, Jorge Mieres (este último, un imitador casi perfecto de Sandro), y entre tantas “bestias peludas”, una bonita niña llamada “Buyi” Rivas.
Fueron muchos más, “Los Muchachos Afortunados”, que escribieron su parte en este grupo de amigos. Roberto Soto fue una voz que animó los últimos años de The Lackys Boys, dándole identidad a este legendario conjunto de amigos. Baterista que existió en Paso de los Libres, en algún momento se integró con sus “repiqueteos” apasionados. Por nombrar algunos: el querido “Gordo” Zuliani, el “Negro” Aranda, “Pajarito” Cabral, “Faincho” Ferreyra y el popular “Chacho” Villalba.
Pasó el tiempo, pasaron las décadas, pasaron muchos nombres, pero THE LACKY BOYS siguen estando. Pienso que este grupo de amigos, se quedará para siempre, porque se ganaron un lugar en la historia del pueblo, y permanecerán en el corazón de todos aquellos, que gustan andar, con los recuerdos al hombro.
RUBEN LOETTI
Jueves, 29 de agosto de 2013
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