CÉSAR MARTÍNEZ, UN LIBREÑO GANADOR EN CHACO El héroe que a fuerza de penales hizo ascender a For Ever y Boca Unidos (Martes, 27 de Agosto) De repente las mas de dieciocho mil almas enmudecieron. Toda la atención quedó en él. Acomodó la pelota en el punto del penal y miró, de reojo, al árbitro que le daba instrucciones al arquero. Volvió entre sus pasos y se aprestó a tomar carrera. En la espera del pitazo que de la orden de la ejecución, sintió que no podía fallar. Quería hacer el gol para meterse por siempre en un lugar privilegiado del recuerdo de todo Chaco For Ever. 
Por Walter Joaquín Disanti
Había estudiado al arquero. Sabía que se iba a tirar a la derecha para intentar tapar el disparo. Decidió entonces desafiarlo y derrotarlo mediante la potencia. Eligió tirarle a la derecha, pero fuerte. El árbitro pitó. Corrió lo más fuerte que pudo y sacó un bombazo con su pie derecho. El remate despegó del suelo y a media altura fue al centro del arco que da a espaldas a las canchas auxiliares sobre la calle Arturo Ilia. En esos segundos el silencio se profundizó y pareció eterno. La oscuridad de la tarde noche y la mala iluminación prolongaron la finita incertidumbre. De pronto escuchó la explosión. Fue gol. El universo del estadio Juan Alberto Garcia de Chaco For Ever, en la ciudad de Resistencia, se lo hizo saber al desatar un aturdidor festejo. Exorcizada la presión corrió para la celebración y se fundió en interminables abrazos.
Así fue como el 30 de junio pasado el libreño César Alberto Martínez, alías Negro, grabó su nombre en la historia del equipo de fútbol chaqueño. “Hay afinidad con la gente de forever. Ojalá algún día me llegue a querer”, expresó. Aquel gol fue el segundo de los tres que marcó el albinegro y con los cuales ascendió a la divisional Argentino A, superando en la definición por penales al Club Juventud Unida de Gualeguychú, de Entre Ríos.
Cuatro años atrás, el 21 de junio de 2009, el Negro Martínez sacudió de un violento derechazo la red del arco que da espaladas a la avenida Teniente Ibánez de la cancha de Huracán Corrientes. Convirtió así el cuarto penal de la serie en la definición contra Patronato de Paraná, Entre Ríos. Fue el gol decisivo y posibilitó el histórico ascenso de Boca Unidos a la B Nacional.
El periplo de un libreño
Diecisiete días después que Leopoldo Fortunato Galtieri ordenara el desembarco militar argentino en las Islas Malvinas, nació en Paso de los Libres. Un 19 de abril de 1982. Siendo su mamá adolescente, el Negro creció al cuidado de sus abuelos maternos, en el barrio 225 Viviendas de la ciudad que se recuesta en las aguas del río Uruguay en la frontera con Brasil.
“Siempre me gustó jugar a la pelota. Desde mucho chico iba a todos lados con mi tío, Luis Martínez, que jugaba en Barraca. Le lustraba sus botines, enrollaba sus vendas y lo asistía en todo”, recordó con cariño algunos momentos de sus años infantes en su ciudad natal.
Comenzó a jugar a los 8 años en Barraca como delantero mixto o de área, pero su debut en la primera división del fútbol libreño fue con el equipo de Panificación. La carrera como profesional le impidió terminar los estudios secundarios y sólo cursó hasta el segundo año.
A los 18 César fue preseleccionado en una prueba que hizo Boca Juniors en Paso de los Libres. Una vez en Buenos Aires pasó a integrar la institución xeneixe donde permaneció por dos años y llegó a jugar en la cuarta división.
El destino lo repatrió a Paso de los Libres, donde volvió para jugar en Guaraní. Pero insistió con regresar a Buenos Aires y fichó con San Telmo para vestir esa camiseta por el término de dos años. Terminado ese ciclo retornó a la liga natal. “Fue entonces donde el técnico Pedro Dechat me llevó a Mandiyú, Huracán Corrientes y Boca Unidos. Después de algunos encontronazos con él volví a Libres”, relató el Negro.
Pero con el ascenso de Boca Unidos al Argentino A, quien por entonces era el técnico, Arsenio Ribeca, fue a su rescate y lo trajo de vuelta al club de la ribera. El paso del tiempo lo tuvo como uno de los históricos protagonistas de la subida del equipo correntino a la B Nacional. Dirigido ya por Frank Kudelka, el Negro fue al banco aquel 21 de julio, después entró y terminó marcando el penal decisivo con el cual se derrotó a Patronato en la recordada final de 2009.
En 2011 llegó a Chaco For Ever. “Ojalá pueda seguir acá”, deseó y al mismo tiempo contó que se tiene que operar de uno de sus meniscos. El Negro es papá de Lautaro César de 3 años y de Milagros María, una beba de 1 año y 3 meses. Se divierte con el juego de PlayStation 3 y también le gusta pescar. “Más adelante no sé qué va a pasar. Por ahora quiero disfrutar de jugar al fútbol y después vemos qué es lo que me tiene preparado el destino”, señaló.
“Seguimos o festejamos en el vestuario”
El 14 de junio de 2009 Boca Unidos cayó derrotado 1 a 0 en Paraná, a manos de Patronato en el partido de ida de la disputa directa por el ascenso al Nacional B. Siete días después, en Corrientes y como local, el aurirrojo igualó la serie al terminar los 90 minutos ganando por idéntico resultado.
La definición fue entonces por penales. “No estaba nervioso. Patronato había errado dos tiros. Si yo no hacía había otra chance para nosotros”, dijo César y recordó que: “cuando iba caminado hacia el punto del penal me agarró (Cristian) el Negro Núñez. A mi me tocaba el cuarto de la serie. En ese instante, antes de largarme y dejarme ir, me preguntó ¿seguimos acá pateando o vamos a festejar al vestuario?”.
La respuesta ya se sabe. Boca Unidos y todo Corrientes se fue a festejar al vestuario, al barrio Camba Cuá, en toda la ciudad, a lo largo y a lo ancho de la geografía provincial. Un equipo correntino ascendió al Nacional B.
Fue el Negro, César Martínez, que con la efectividad de las ejecuciones de los penales venció a equipos de Entre Ríos e hizo ascender a Boca Unidos y también a Chaco For Ever.
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