INFORME FORENSE DIO POSITIVO
Encontraron los restos de otro desaparecido de la dictadura en Empedrado
Es el militante peronista Bocha Pereyra, quien fue fusilado en Margarita Belén, en diciembre de 1976. Fue exhumando en 2006.
Los restos de un militante fusilado en la Masacre de Margarita Belén, Chaco, durante la última dictadura cívico-militar, estaban sepultados en una tumba NN en el cementerio municipal de la localidad correntina de Empedrado, donde permanecieron los últimos 37 años, sin que lo sepan sus familiares.

Un informe forense lo confirmó ayer cuando un estudio de ADN fue entregado a la Justicia Federal en Corrientes.
El cuerpo hallado pertenece al estudiante universitario y militante peronista, Julio Andrés Bocha Pereyra, que a mediados de 1976 fue secuestrado por un comando del Regimiento de Infantería 29 de Formosa, cuando se encontraba en su casa de la capital de esa provincia.
Luego de permanecer encarcelado y torturado en varios centros clandestinos del nordeste, el joven formoseño fue llevado por el Ejército en un camión, junto a otros diez presos políticos, hasta la localidad chaqueña de Margarita Belén, a unos 20 kilómetros de Resistencia donde, a la vera de la ruta nacional Nº 11, todos los detenidos fueron fusilados a mediados de diciembre de 1976.
Los cuerpos de cuatro de esos presos políticos permanecieron desaparecidos desde aquella masacre, mientras que ayer el Juzgado Federal de Corrientes, a cargo de Carlos Soto Dávila, recibió un informe del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que confirmó el ADN positivo de Pereyra, uno de ellos.
El cuerpo examinado fue rescatado a fines de junio de 2006 por el Equipo de Antropología, a pedido de la Justicia, de tumbas sin identificaciones en el cementerio de Empedrado, donde además encontraron otros cuatro cadáveres que continúan guardados en Buenos Aires a la espera de un resultado de ADN.
Rómulo Artieda
Pereyra es el segundo desaparecido que fue identificado en ese cementerio, ubicado a 60 kilómetros de Corrientes capital y a 80 de Resistencia, mientras que el primero fue el cuerpo del militante correntino del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) Rómulo Artieda, un estudiante universitario que fue secuestrado por el Ejército en la estación de trenes de Burzaco, Buenos Aires.
El ADN de Artieda fue confirmado por los forenses en agosto de 2007 y hoy descansan en una tumba que familiares y amigos construyeron, con un monumento de homenaje a los desaparecidos, en el cementerio San Juan Bautista de Corrientes.
El juez Soto Dávila tiene que ordenar en los próximos días que el equipo forense entregue los restos de Pereyra a sus familiares, que 37 años después de su asesinato podrán cumplir el duelo.
Ahora, la Justicia y familiares de otras víctimas de la última dictadura esperan que el mismo equipo de expertos entregue un nuevo informe con los resultados de ADN de los otros tres cuerpos rescatados de Empedrado, al tiempo que aún siguen siendo tres los fusilados en Margarita Belén cuyos restos continúan sin ser hallados.
La investigación
Para que la investigación judicial por desaparición de personas en el NEA llegara hasta el cementerio de Empedrado, fueron clave los documentos del Registro Civil de Corrientes y de la Municipalidad de esa localidad, así como el testimonio de médicos que prestaban servicios en la Policía y la Prefectura Naval.
Uno de los que comenzó esta investigación para llegar hasta Empedrado fue Mario Marturet, dirigente histórico de la Democracia Cristiana y expresidente de la Comisión Provincial de Derechos Humanos de Corrientes.
“Hubo gente que me insistía para que vayamos a buscar en las tumbas de Empedrado porque allí estaban los desaparecidos”, manifestó Marturet en diálogo con la prensa cuando encontraron los restos de Artieda.
Jueves, 13 de noviembre de 2014