Por Daniel Caram
En el peronismo siempre es temprano para la autocrítica
El peronismo correntino no ha analizado en profundidad una derrota desde el retorno de la democracia hasta la fecha y tampoco lo va a hacer ahora, según lo que ya adelantó el gran derrotado de estas elecciones, el intendente de la capital, Fabián Ríos.
El argumento perfecto es que ahora no se puede entrar en el debate interno que puede dejar heridos de importancia, cuando falta un mes y unos días para las primarias nacionales y un par de meses más para las generales y presidenciales del 25 de octubre.
Es altamente improbable que Ríos no haya tenido en cuenta que llevar el análisis del magro resultado de estas elecciones legislativas a unos días antes del 10 de diciembre le permita aflojar el nudo de la corbata que no está habituado a usar cuando el arrastre nacional y la fórmula Scioli-Zanini hayan lanzado una soga al peronismo correntino, estirándolo hacia una victoria en la provincia o en la Capital, cuando también se renueven concejales.
Al menos ahora, cuando la derrota todavía está caliente, el intendente prefirió no analizar si el panorama hubiera sido distinto en el caso en que la ciudad hubiera estado votando también la renovación del Concejo Deliberante.
Pero importa saber que otro actor estará en juego en aquel comicio nacional. Mauricio Espínola será candidato a senador y aparecerá en las boletas del Frente para la Victoria. Entonces, el debate podrá ser después del cuarto domingo de octubre, pero también será en otros términos.
Analizando las palabras del intendente Ríos, y mirando el escenario provincial, los principales líderes territoriales del Justicialismo cumplieron su tarea. Daniel Alterats en Saladas, Nancy Sand en Bella Vista, Alicia Locatelli en Curuzú Cuatiá, Gerardo Bassi en Goya, y Víctor Giraud en Santo Tomé, respondieron al compromiso y se transforman ahora en el sostén del peronismo. Algo así como la columna vertebral del partido.
A esto debe sumarse, necesariamente el motor nacional. El impulso y la dirección que Cristina Fernández quiere darle, no solamente al PJ de Corrientes, sino al dibujo nacional para la construcción del post-kirchnerismo, del que Camau Espínola es la referencia en la provincia.
Puede leerse claramente en la conformación de las listas, en la forma en que el Frente para la Victoria cerró sus candidaturas y que –consecuencia de eso- provocó el portazo del presidente del Consejo Provincial, Jorge Antonio Romero.
Como el resultado de este domingo, tampoco hubo tiempo para debatir esta renuncia, ni siquiera lo hubo para elegir un nuevo presidente. De nuevo, el panorama después de octubre sentará las bases para que una dirigencia distinta proponga el nuevo nombre.
Dependerá de que, quienes tienen el poder lo utilicen para la renovación que se demora. Para cortarle definitivamente el aliento a la cooperativa que viene moviendo los hilos desde 1983 hasta ahora.
Camau Espínola y los intendentes, que comulgan con el nuevo esquema, pero sobre todo que tienen los votos, tendrán que pasar a la acción en la interna del PJ, proponiendo en todo caso el nombre para un nuevo presidente y una genuina renovación del peronismo correntino, como lo quiere Cristina, según se pudo ver, no sólo en la forma en que se definieron las listas, sino más precisamente en cómo se impidió a los sectores que sólo juegan su propia supervivencia, logren amarrarse al muelle que mantuvo hasta ahora con saludable vida a la cooperativa.
Lunes, 6 de julio de 2015
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