CONTROL DEL ENVEJECIMIENTO
Los nuevos bebés van a vivir más de 100 años
El sueño de que vivir 100 años sea de lo más normal no parece estar tan lejos de la realidad. De hecho, recientemente, la agencia de noticias rusa Itar-Tass informó que en una mesa redonda sobre gerontología en el centro de ese país, los científicos afirmaron que “la esperanza de vida se prolongará pronto hasta los 90 años, y en 2050, la norma será de 110-120 años”.
Otro flamante estudio publicado en la revista científica The Atlantic coincidía con ese análisis.
Es que el aumento en los estándares de vida y el perfeccionamiento de la salud pública junto a las intervenciones médicas y los tratamientos de enfermedades, vaticinan una mayor longevidad. Incluso, James Vaupel, fundador del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica de Alemania, aseguró que a la mayoría de los niños nacidos después del año 2000 en países con altas expectativas de vida, no les faltará el aire para soplar un centenar de velitas en sus aniversarios.
Por si fuera poco, en septiembre pasado, científicos de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) identificaron un gen que puede retrasar el proceso de envejecimiento. También en España, el Centro Nacional para la Investigación del Cáncer, encontró una rara mutación de un gen que podría reducir la acumulación de colesterol malo en la sangre. Con este tipo de pesquisas se busca influir positivamente en enfermedades como la aterosclerosis y el Alzheimer. Años atrás, otro gen hallado en casi todas las personas con más de 90 años, fue asociado con la supervivencia.
Sin embargo, el reconocido neurólogo argentino Fernando Cáceres, director médico general de Ineba (Instituto de Neurociencias Buenos Aires), explica que con la senectud, la fibra muscular inicia su desgaste y advierte que lo que “en realidad se ha descubierto, es que hay enfermedades que hacen que el envejecimiento se acelere”, por lo que se intenta modificar esa situación. Pero advierte que hay tantas variables involucradas en la adquisición de enfermedades, que no basta sólo con tratar la acción de un gen. “El futuro de la longevidad no va a ser producido por cambios genéticos inducidos sino como resultado de la evolución. Los cambios de adaptación que sirven a las especies y a las poblaciones, se generaron por mutaciones que quedaron guardadas. Pero estas se dan muy lentamente. Por eso creo más que la sobrevida de la población se dará por cambios de hábitos saludables y por el avance de la medicina", opina el especialista que, por otra parte, si bien no tiene dudas de que las próximas generaciones -tal como asevera la estadística- podrían ser centoagenarias, afirma que “el desafío está en ver cómo llegamos, con qué calidad de vida, porque hay un montón de amenazas y peligros que no están controlados”.
Sin embargo, se invierten millones de dólares con la intención de poder manipular tanto genes como células para retardar el proceso de envejecimiento.
Por caso, la Universidad de Washington inició un proyecto tendiente a extender la vida de perros a partir de probar el efecto que en ellos tiene la droga rapamicina que se suele utilizar -en combinación con otros medicamentos- para evitar el rechazo de órganos trasplantados y también en el tratamiento de cáncer. Por ahora, se comprobó que fue efectivo en ratones y es por eso que los científicos Matthew Kaeberlein y Daniel Promislow, a cargo de la investigación, quieren dar el próximo paso. Ellos aseguraron que el objetivo último es retrasar las enfermedades crónicas y degenerativas de los humanos y así, aumentar su expectativa de vida.
Además, en la Escuela de Salud Pública de Harvard recientemente aseguraron que si se restringe la ingesta calórica -sin por eso dejar de comer de manera nutritiva- se protege a las células de la oxidación lo que favorece la resistencia al estrés y la longevidad. En todo este proceso está involucrado el sulfuro de hidrógeno por lo que lo que los científicos pretenden entenderlo para, así, poder desarrollar terapias que combatan enfermedades. La intención es que ya nadie muera por viejo o por una siempre inoportuna patología.
Quizás, entonces, para superar los 100 años baste en un futuro con cerrar la boca a muchas de las delicias que se consumen a diario. Porque aquellos abuelos que viven hasta el aburrimiento a pesar de comer más calorías en una semana que cualquier otra persona en seis meses, es sólo la excepción a la regla.
ALGUNOS DATOS:
Un salto espectacular: Desde 1990 hasta 2012, la esperanza de vida promedio se incrementó en 6 años, un salto realmente espectacular.
60% de la longevidad depende de la alimentación, el estrés, el aire que respiramos y el ejercicio que hacemos.
Las mujeres por delante: En promedio, las mujeres viven seis años más que los hombres. Las mujeres del Japón son las que tienen una esperanza de vida más larga, de 87 años, seguidas de las de España, Suiza y Singapur. La esperanza de vida de las mujeres asciende a 84 años o más en los países desarrollados. Por su parte, la esperanza de vida de los hombres es de 80 años o más en los países de mayores ingresos, siendo los mejor clasificados Islandia, Suiza y Australia.
SEGUN PASAN LOS AÑOS
Los adelantos médicos fueron extendiendo la media de la esperanza de vida de los seres humanos.
Edad Media Desde la Antigua Roma hasta bien entrada la Edad Media, la esperanza de vida promedio era de entre 28 y 30 años. Recién en el Renacimiento las cosas avanzaron algo.
Siglo XIX La aparición de conceptos como la sanidad y la higiene y el desarrollo de nuevas técnicas médicas hicieron que la media se extendiera hasta los 40 años.
Actualidad: Tras los avances espectaculares del siglo XX, según la OMS, la media mundial actual es de 68 años para los hombres y 73 para las mujeres.
Impactos médicos
Precisamente, una de las razones principales por las que la expectativa de vida ha aumentado en las últimas décadas es el control de enfermedades que antes no se dominaban. Entre ellas, figuran las infecciosas como las complicaciones respiratorias, afecciones virales como el sarampión y la viruela, y endémicas como el paludismo. Hoy, con vacunas y antibióticos, todas ellas pueden tratarse. Este avance es el de “mayor impacto” junto al “manejo de la emergentología y la patología aguda” que tiene que ver con las unidades de terapia intensiva, coronarias y de accidente cerebrovascular (ACV). Un paciente que antes se moría de un ataque al corazón, hoy sobrevive gracias a la atención que recibe, tanto en el lugar en el que sufre la indisposición como durante el traslado -rápido y eficiente- hacia un centro médico.
El tercer progreso que destaca Cáceres es “el auge de la medicina preventiva. La prevención se inculca a través de los chequeos médicos periódicos, la actividad física y la buena alimentación”.
A futuro, “se proyecta un descenso de enfermedades agudas o producidas por accidentes pero también un incremento de enfermedades crónicas degenerativas. No sabemos por qué ocurren” pero demuestran que “vivir más no implica que se viva mejor”.
Asimismo, el neurólogo profundiza al señalar que la depresión y las demencias tenderán a incrementarse a partir de factores de riesgos. “La edad es el de mayor incidencia. Mientras más años tiene una persona, más riesgo posee de padecer Alzheimer o Parkinson”. Ante esta situación, la comunidad médica propone repensar la vejez y el modo en que las sociedades se harán cargo. En países como Estados Unidos, hay residencias para adultos mayores concebidas para quienes, aun teniendo una vida saludable, necesitan atención sanitaria sin perder su independencia y viviendo en comunidad.
Mente sana en cuerpo sano
Otro gran avance son los estudios del cerebro. Las neurociencias, si bien se iniciaron en los años 60, impactaron a partir de los 90. Su aporte inicial fue reconocer que la neurología y la psiquiatría deben ir de la mano. Además, entre muchas otras investigaciones, se trabajó en analizar el modo en que el cerebro reacciona cuando uno “tiene hambre, está creando, hace el amor, habla…”.
Pero aún con importantes progresos, queda mucho por conocer acerca de este órgano.
Así y todo, entre los hitos de las neurociencias de los últimos 25 años, el descubrimiento más revolucionario es el de “la neuroplasticidad adaptativa que implica que el cerebro tiene propiedades biológicas de adaptabilidad al medio”. Su importancia a la hora de hablar de expectativa y calidad de vida, reside en que esa condición hace que sea posible reparar un daño severo. “Ahora podemos, con intervenciones, promover que una zona del cerebro tome la posta y realice una función” que antes de una lesión no realizaba. Por ello, “la recuperación y el pronóstico ante un ACV, por ejemplo, ha mejorado ya que el mapa cerebral cambia a partir de un estímulo adecuado”, explica Cáceres.
Otro avance es el de las “neuroimágenes ya que éstas permiten ver detalles de la ultra estructura de la corteza cerebral. Antes de la década del 90, no se veía nada de esto. Ahora, no sólo vemos la foto -que se obtiene con una resonancia tradicional- sino que, con el FMRI (resonancia magnética funcional) también observamos qué zona del cerebro se activa ante determinado movimiento, pensamiento o sentimiento”. La técnica llamada tractografía (DTI), por su parte, permite ver el cableado del cerebro por lo que es útil para analizar determinadas patologías. En ese sentido, toma relevancia lo que se denomina reserva cognitiva que no es otra cosa que todo el conocimiento y cableado cerebral que se acumula a lo largo de la vida. Hay numerosos estudios que señalan que si se está genéticamente predispuesto al Alzheimer pero se tiene una reserva cognitiva elevada, la enfermedad se va a manifestar a nivel clínico más tarde. De ahí la relevancia de, a toda edad, aprender un idioma, interactuar con otras personas, ver menos televisión y leer más. Es decir, ejercitar el cerebro.
Pronósticos favorables
Por otra parte, las tan promocionadas células madres no son la panacea que muchos suponen. Sin embargo, es cierto que se invierte mucho dinero en estudios que apuntan a que se pueden fabricar neuronas lo cual, aunque aún no se sabe qué beneficios podría traer, abre todo un panorama a futuro.
El director de Ineba indica, también, que con enfermedades de difícil diagnóstico como la esclerosis múltiple -que es la segunda causa de discapacidad en gente joven- se logró un avance terapéutico notable. “Hoy, si bien no se cura, se puede controlar con medicación”.
Precisamente la farmacología ha demostrado avances en enfermedades psiquiátricas permitiendo mantener a los pacientes sociabilizados. Y el tratamiento de la depresión, por caso, “es realmente eficaz; sólo el 5% de los pacientes no responde favorablemente”.
Otro de los males que suelen socavar la salud de la población son las enfermedades oncológicas pero en los últimos años han habido importantes progresos en la sobrevida de pacientes con cáncer de tiroides y de próstata así como con leucemia y linfomas, entre otros.
Desde el Instituto Nacional de Cáncer, la responsable de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, la oncóloga Julia Ismael, señala que la comunidad médica internacional está estudiando especialmente los tumores malignos de colon y de mama -los dos más frecuentes- de cara a encontrar su curación. Asimismo, revela que se ha demostrado que un estilo de vida saludable disminuye la incidencia de estas dos enfermedades, “junto al cese del hábito tabáquico que se relaciona con cáncer de páncreas, estómago y pulmón”.
Así las cosas, se estima que los cinco principales riesgos para la longevidad están relacionados con un índice alto de masa corporal, bajo consumo de frutas y hortalizas, inactividad física, consumo de tabaco e ingesta excesiva de alcohol. Para que tengan en cuenta los que deseen soplar las cien velitas.
Jueves, 19 de febrero de 2015
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