POR DANIEL CARAM
Inadecuado e inmoral
Ya no es un delito moral juntar la Biblia con un calefón porque los inmorales no solo nos han igualado: nos mandan y arman agenda. En Corrientes, toda pretensión de graficar la inmoralidad puede –sin mentiras- lograrse en la mínima expresión de algún referente político o social.
Nadie está exento de tan dura realidad. Hasta nosotros, por aceptar lo inaceptable, caemos en la responsabilidad directa.
El carnaval, en ese circo, tiene sus particulares bemoles. Con la justificación de que es la fiesta de lo absurdo, asumen cualquier cosa a costa de perder toda cadena valorativa.
El colmo: realizar una fiesta interna en el patio de una escuela, y hasta destruir una parte de la edificación, so pretexto de brindar más seguridad y mejor confort a los participantes del baile.
Si, cuando pensamos que nuestra capacidad de asombro ya no conocía nuevos efectos motivadores, ahora nos aparecen dirigentes comparseros que avalan la utilización (y destrucción) de los edificios públicos.
La fiesta en cuestión fue el sábado, en el patio del histórico Colegio Nacional, que comparte edificio con la Escuela de Comercio. Allí, se informó, la comparsa Sapucay elegía bastonera. Sí, en medio de un escenario casi impoluto y lleno de historia, se realizaba una celebración privada en un lugar declarado Monumento Histórico.
Además, se utilizaron los servicios del lugar usufructuando un bien del Estado con fines no educativos. Y lo más grave: rompieron una pared modificando la fachada para facilitar el ingreso a los baños.
¿Puede aceptarse tamaña falta de respeto?. ¿Habrá sanciones con la escuela o sus autoridades?.
Por lo pronto, en las últimas horas dieron a conocer una nota en la cuál aclaran la situación: “La colocación de la puerta de referencia obedeció a un convenio celebrado entre la Asociación Cooperadora Escolar, el ministerio de Hacienda de la Provincia y la subdirección de Reconocimiento Médico, quienes utilizan la cancha de básquet fuera del horario escolar con fines deportivos”, dicen.
Planteada la polémica no debería desviarse el verdadero escándalo que esconde ésta situación: una escuela como escenario de una fiesta de carnaval, utilizando servicios y elementos del estado.
Son muchos los que deben explicar porqué.
Lunes, 5 de octubre de 2015